El 13 de noviembre de 2021 no fue un día común para los que formaron parte de Conscientes. La tercera acción del programa no era fácil: había que subir (a pie) hasta la Quebrada del Toro para restaurar un ecosistema afectado por incendios. Pero lo logramos, y en pocas horas, entre la gris ceniza volvió a brotar vida.
El camino era complicado y además, dificultoso. Cada uno de los voluntarios llevaba a cuestas un árbol para sembrar, e incluso hubo quienes se “adueñaron” de dos o tres ejemplares. Fueron dos horas de caminata hasta llegar al predio quemado, producto de la acción de cazadores furtivos.
Al arribar a la media hectárea afectada, el panorama era desolador. La alegría de la caminata se había frenado por el impacto de la imagen del ecosistema: negro, sin ruido de pájaros y sin movimiento. Sin vida. Pero sólo hicieron falta algunas palas para revertir esa situación.
Con sonrisas tímidas, los voluntarios empezaron a cavar y a poner plantines de nuevo en la tierra. De a poco, entre el gris aparecieron algunos “rayos” de esperanza. “Hemos destruido bastante el planeta. Estamos en un punto de inflexión y pronto no va a haber vuelta atrás. Es momento de tomar conciencia de eso y hacer algo para cambiar el mundo”, resumió Soledad Bestani, pocos minutos después de plantar su árbol.
Finalmente dejamos en Raco 120 ejemplares de especies nativas listas para crecer; ese fue nuestro pequeño granito de arena, que pasará a la posteridad.